lunes, 18 de julio de 2016

Mi bola de cristal


No me lo podía creer. Otro 'no', otro rotundo 'no' sin ninguna posibilidad de diálogo. Era el quinto ese día; ni se sabe cuántos llevaría ese mes, por no hablar del año...


Tenía toda mi vida por delante. Toda una vida para vivir, para arriesgar, para llorar, para luchar, para equivocarme y para arriesgar. Tenía toda mi vida en mis manos pero por culpa del miedo, de la timidez o de la poca esperanza de oír un 'sí', un 'de acuerdo, estamos contigo' o un simple 'inténtalo' había dejado de luchar por mis sueños. Esos que guardaba en la bola de cristal que sostenía como un tesoro. Eso es lo que realmente era, el tesoro de mi vida; mis sueños, que vivían en la sombra de mi rostro, en la sombra de la esperanza, esperando a que algún día tomase la decisión de luchar por ellos.



Agarré la bola con rabia, con la desilusión de haber oído otro 'no'. Era hora de empezar a decidir yo sobre mi propia vida, de equivocarme por mí misma. Y la tiré con fuerza al suelo, rompiéndose en mil pedazos toda esa burbuja que durante años había protegido mis sueños. Me dio miedo, mucho, pero a partir de ese día comencé un viaje por caminos con mi brújula sin aguja, pero mi propia brújula.