lunes, 26 de septiembre de 2016

Sufrir o presumir

La semana pasada me compré mis últimos zapatos de tacón. Probablemente eran unos de los más bonitos, pero tuve que cambiarlos a pesar de lo mucho que me gustaban. No entiendo por qué eran tan tan incómodos, parecía que en cualquier momento me iba a caer de morros contra el suelo y encima las tiras no servían para nada, hacían que el pie se deslizara hacia el fondo comprimiéndome los dedos. Me hacían parecer una brújula sin aguja, no estaban hechos para mí. Llegué a plantearme quedármelos para ponerlos solo del coche a la discoteca por lo mucho que me gustaban, aunque seguramente harían que mis pies reducieran su tamaño y que mi mala leche aumentase, lo que sin duda me hace reflexionar sobre un cuentecito que todos conocemos: La Cenicienta.

Uno de sus origenes relata que la moda en aquella epoca era tener un pie diminuto, de apenas 10 cm, mientras nuestra pequeña protagonista, al perder su zapato, demostró que cumplía ese ideal de belleza. Ahora bien, lo que no comprendo, es la locura de algunas mujeres por seguir la moda y me refiero en este caso a sus hermanas, que se cortaron los dedos de los pies para que les entrase el zapatito. Esto es algo un poco rocambolesco, solo de pensarlo me cambia el gesto de la cara, porque yo sí me hubiese quedado con esos zapatos ahora mismo estaría sufriendo por estar a la moda.

lunes, 12 de septiembre de 2016

El tiempo

Me estoy cansando de ti. No me das tregua. Ni un segundo. Me vas consumiendo. Poco a poco. Vienes y vas. Una especie de rachas. Busco aire. Es como respirar. Entre punto y punto. De este párrafo. Mal escrito. Sabiendo que eres constante. Seguido. Me quitas. La vida. Y sólo pocos. Héroes. Te han detenido.

La persistencia de la memoria (los relojes blandos)
Salvador Dalí

¿Nadie te ha dicho lo cruel que eres? Eres lo más preciado que tenemos desde que nacemos, pero tú mismo te vas, y por si fuera poco, lo haces sin avisar. Nos ofreces el pastel, nos dejas saborearlo... hasta que lo esfumas. De hecho, nos dejas olerlo y, a la hora de comer, nos metes prisa. Reconócelo, eso es apuñalar al placer. Dices que tenemos que disfrutar al máximo; yo discrepo, pues para eso tienes que dejar disfrutar un mínimo.

Si cierro los ojos y me paro a pensar en ti, parece que estarás a mi lado siempre, que eres inagotable. Sin embargo, no conozco nada más efímero.

No sé quién te ha otorgado el papel de juez en esta película, ni de qué logros puedes presumir para ocupar tan codiciado cargo, aunque la opinión popular así lo dictamine. Yo miro los toros desde la barrera, entro y salgo del ruedo, muerto de miedo, sabeedor de que jamás acabaré contigo. Quizá ese fue mi gran error, dejarme llevar por la marea en alguna ocasión, como si siguiese el rumbo impuesto por una brújula sin aguja.

Sinceramente, me lo pones difícil. Podría mostrarte mi agradecimiento toda la vida por hacerme entender esas cosas que nadie más ha podido. Ahora bien, ¿de qué me sirve eso si no me das tiempo para arreglarlo? Tú nos das a todos una oportunidad, así que supongo que estás en tu derecho. Aunque apoyaría tu veto a una tercera, la falta de una segunda alcanza, para mí, una incompetencia extrema. Por ello, permíteme calificarte como el ser más rencoroso con el que jamás me he cruzado.

domingo, 28 de agosto de 2016

"Only hate the road when you missing home"

"Dicen que los jóvenes marchan para buscarse la vida, pero no piensan en que quizás algunos ya la habían encontrado."

Hace unos meses leí esta reflexión en algún lugar escondido dentro de internet y, aunque no puedo recordar la dirección a la que pertenece, tengo bien grabada la cita en mi memoria. Reconozco que mientras navegaba por la web pensaba en algo que cada vez tengo más claro: dejar atrás tu tierra natal es la mejor y la peor decisión que puedes tomar a lo largo de tu vida.


Partamos de que, desde que naces, no dejas de encontrarte a gente nueva a diario. ¿Y todo para qué? Esto es vital, sí; irás forjando tu personalidad a puro de cruzarte con más y más personas al aprender de todas ellas, pero al fin y al cabo, contarás con los dedos de una mano a las que quieres tener a tu lado en tu último día en casa, e incluso puede que solo necesites el índice.

Aprenderás un nuevo idioma o, en su defecto, se te pegará el acento, conocerás a amigos increíbles y poco a poco los viajes de vuelta irán disminuyendo, llegarás hasta el punto de decir que estás mejor allí a donde hayas ido a parar. Pero os voy a contar un secreto: esto último es mayoritariamente mentira.

Probablemente, si sigues fuera es porque estás bien. Sin embargo, seguirás muriéndote por volver. Te harás el fuerte cuando pongas el pie en tierra la tarde de los viernes contando lo genial que te va, mientras la lágrima del domingo nocturno es únicamente para ti. Y es que echar de menos es la mayor putada del mundo.

Porque solo alguien que lo haya vivido de cerca sabe lo que se siente al dejar ir lo que más quieres en el mundo. Aunque estés estudiando lo que te gusta, tengas un trabajo irrechazable o acudas a las mejores fiestas de los alrededores, sabes que la palabra afortunado pertenece a aquellos que pueden abrir los ojos y ver a esa persona tan especial más allá de lo que ofrece una foto de perfil.

A veces hay que elegir, renunciar a unos sueños y emprender otros nuevos. Cada uno con sus motivaciones y con sus lastres, pero hay veces  en las que hacerse el fuerte es la única opción que te queda para luchar por un objetivo nuevo, aunque corras el riesgo de perderte por culpa de tu brújula sin aguja.

sábado, 20 de agosto de 2016

Y tú, ¿Qué tipo de chico quieres?


Al cabo del día nos cruzamos con muchísimas personas y se puede decir que más de la mitad suelen ser mujeres. Si a esto le sumamos que nuestro grupo de hombres se divide en tres prototipos, las posibilidades de encontrar al hombre de nuestra vida se reducen, sobre todo cuando ni siquiera nosotras mismas tenemos claro lo qué buscamos, somos como una brújula sin aguja buscando el norte.Y es que en esta vida no se puede tener a la vez, el amante, el novio y el marido en un solo chico.



 Esos tipos de hombres sexys con los que nos beberíamos un cubata, los amantes, esos chicos que tienen un polvazo, una mirada de malo pero que suelen ser los típicos creídos que saben que te los quieres tirar...No nos duran más que dos fines de semana y aún así suspiramos por ellos. Son el típico error que cometemos aunque sepamos de antemano lo mal que acabará todo.



Otros grupo, según mi criterio, serían los novios. Suelen ser chicos majetes, normalitos, pero que han pasado desapercibidos a nuestro rayo conquistador por eso es difícil encontrarlos. Sin embargo, son los chicos que están ahí a tiempo, y no cuando tienen tiempo. Son los hombres con los que te apetece hablar, con los que te puedes desahogar sosteniendo una pinta de cerveza en la mano.



Y por último el grupo de los maridos, ese grupo de chicos también llamado calzonazos. Quieren hacer todo contigo, ir de compras contigo, ir a bailar contigo, ir a comer con tu madre y tomar cafés. ¡Que divertido! Tan fantástico que incluso a esa mujer se la han ganado, le ha dado el visto bueno porque como ella dice "tienen un gran corazón". Pero todo esto es bonito la primera semana, y la tercera....te cansa necesitas un poco de libertad te comienzan a agobiar y solo quieres cometer locuras.

Todavía no tengo claro que tipo de chico quiero en mi vida, pero espero encontrar uno algún día.

domingo, 14 de agosto de 2016

Un simple te quiero


Pasan los días y cada segundo me acuerdo más de él, del chico que más me ha hecho reír a pesar de ser más serio que mi padre. Llegó rápidamente a mi corazón con la misma velocidad con la que se ha ido de mi lado, sin saber que estoy enamorada de él. 



Debería haberselo dicho, debería haberle gritado "te quiero" aquella última noche. Pero en cambio, cuando me dijo que se iba, que se marchaba de esta ciudad, me quedé callada sonriendo. No fuí capaz de pronunciar ni una sola palabra. Parecía que no me importaba en absoluto, pero en el fondo mi brújula se quedaba sin aguja.



Es por esto por lo que mi cabeza es ahora como una peonza que gira sin hilo, pues se ha dado cuenta de que, en la vida, los 'te quiero', son dos palabras que significan mucho, se dicen poco y, si  se dicen, es a quién no se debe.


miércoles, 3 de agosto de 2016

El primer amor

El 'primer amor' es un término bonito y tonto en la teoría, pero inadecuado en la práctica. De hecho, yo creo que no existe tal cosa. Lo que llaman 'primer amor' es especial, inolvidable y, sobre todo, inocente. Es la expresión más sincera de la palabra 'querer', mientras se mantiene como la más longeva condena que impone la memoria o la historia del fiel escudero que lentamente se cubrió de cicatrices. Sí, es 'amor'; sí, es 'el primero'; pero, ¿no se acerca más a la realidad denotarlo como 'único amor'?




No estamos hablando de la primera persona en la que te fijaste, estamos hablando de la primera que te marcó, esa que, por mucho daño que haya podido llegar a hacerte en algún momento, sigue dibujando esa sonrisa tonta en tu cara que tienes ahora mismo al recordar. Y es que por mucho que pases página y salgas con gente nueva, en el fondo estarás buscando sentir esa magia que una vez tuviste dentro como el que busca el norte con una brújula sin aguja.

Quizás pienses que es una auténtica tortura mirar a los ojos a alguien sin poder regalarle un beso de nuevo; yo creo que hay que tener suerte para vivir una aventura que la mayoría busca y muchos jamás encuentran.

lunes, 18 de julio de 2016

Mi bola de cristal


No me lo podía creer. Otro 'no', otro rotundo 'no' sin ninguna posibilidad de diálogo. Era el quinto ese día; ni se sabe cuántos llevaría ese mes, por no hablar del año...


Tenía toda mi vida por delante. Toda una vida para vivir, para arriesgar, para llorar, para luchar, para equivocarme y para arriesgar. Tenía toda mi vida en mis manos pero por culpa del miedo, de la timidez o de la poca esperanza de oír un 'sí', un 'de acuerdo, estamos contigo' o un simple 'inténtalo' había dejado de luchar por mis sueños. Esos que guardaba en la bola de cristal que sostenía como un tesoro. Eso es lo que realmente era, el tesoro de mi vida; mis sueños, que vivían en la sombra de mi rostro, en la sombra de la esperanza, esperando a que algún día tomase la decisión de luchar por ellos.



Agarré la bola con rabia, con la desilusión de haber oído otro 'no'. Era hora de empezar a decidir yo sobre mi propia vida, de equivocarme por mí misma. Y la tiré con fuerza al suelo, rompiéndose en mil pedazos toda esa burbuja que durante años había protegido mis sueños. Me dio miedo, mucho, pero a partir de ese día comencé un viaje por caminos con mi brújula sin aguja, pero mi propia brújula.