lunes, 12 de septiembre de 2016

El tiempo

Me estoy cansando de ti. No me das tregua. Ni un segundo. Me vas consumiendo. Poco a poco. Vienes y vas. Una especie de rachas. Busco aire. Es como respirar. Entre punto y punto. De este párrafo. Mal escrito. Sabiendo que eres constante. Seguido. Me quitas. La vida. Y sólo pocos. Héroes. Te han detenido.

La persistencia de la memoria (los relojes blandos)
Salvador Dalí

¿Nadie te ha dicho lo cruel que eres? Eres lo más preciado que tenemos desde que nacemos, pero tú mismo te vas, y por si fuera poco, lo haces sin avisar. Nos ofreces el pastel, nos dejas saborearlo... hasta que lo esfumas. De hecho, nos dejas olerlo y, a la hora de comer, nos metes prisa. Reconócelo, eso es apuñalar al placer. Dices que tenemos que disfrutar al máximo; yo discrepo, pues para eso tienes que dejar disfrutar un mínimo.

Si cierro los ojos y me paro a pensar en ti, parece que estarás a mi lado siempre, que eres inagotable. Sin embargo, no conozco nada más efímero.

No sé quién te ha otorgado el papel de juez en esta película, ni de qué logros puedes presumir para ocupar tan codiciado cargo, aunque la opinión popular así lo dictamine. Yo miro los toros desde la barrera, entro y salgo del ruedo, muerto de miedo, sabeedor de que jamás acabaré contigo. Quizá ese fue mi gran error, dejarme llevar por la marea en alguna ocasión, como si siguiese el rumbo impuesto por una brújula sin aguja.

Sinceramente, me lo pones difícil. Podría mostrarte mi agradecimiento toda la vida por hacerme entender esas cosas que nadie más ha podido. Ahora bien, ¿de qué me sirve eso si no me das tiempo para arreglarlo? Tú nos das a todos una oportunidad, así que supongo que estás en tu derecho. Aunque apoyaría tu veto a una tercera, la falta de una segunda alcanza, para mí, una incompetencia extrema. Por ello, permíteme calificarte como el ser más rencoroso con el que jamás me he cruzado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario